miércoles, 19 de junio de 2013

Mi caja de memorias

Creo que todo ha empezado esta mañana. He terminado, finalmente, de leer el libro de García Marquez que me había propuesto como meta del miércoles. "Memoria de mis putas tristes", ha sido sublime y me ha quebrado por dentro, a tal punto que siento que de alguna manera, estoy padeciendo de una hemorragia interna. Pero no, no es tiempo de que se empiecen a preocupar por mi de esa manera, es solo algo normal, a lo que los poetas de vereda apodaron: Nostalgia. La nostalgia puede notarse cuando sientes un hueco en el pecho que te genera una respiración lenta y dolorosa, dolorosa para el alma. La nostalgia llega cuando menos te lo esperas, igualito que la muerte y se queda cuanto quiere, a veces te instiga a tal punto que logra de ti todo lo que quiere: hacerte llorar y volver a vivir en la mente todo por cuanto has pasado a lo largo de tu vida. Y yo, no soy la excepción a esa hermosa regla. Pero me digo a mi misma que es parte de vivir, es parte de despertar y quizás, es una regla presente en los que pretendemos crecer con cada respiro.

Después de ese pequeño torbellino de emociones me comencé a preguntar como me iba a sentir al sentir morir, si dolería, si finalmente la luz mortecina de color blanco humo se iba a atravesar frente a mis ojos presagiando el final o si iba a alcanzarme dormida. Desistí de la idea de seguir pensándolo. De alguna manera pararte a pensar en tu muerte te envejece en segundos y se interpone con demasiadas cosas útiles que podrías estar haciendo.

Desistí de la muerte pero no me rendí ante el intento de acabar con mi nostalgia. Cuando García Marquez describía a cabalidad su casa pude rescatar algo de mi cabeza: la mía, mi casa amada, mi templo de recuerdos. Tenía diez años cuando llegué. A mi mamá le había dado la locura de comprarla un día mientras caminaba por Santa Leonor, en chorrillos. Se enamoró a primera vista, como te enamoras de ese postre en la vitrina cuando mueres de hambre a las seis de la tarde.

 Llegué a mis diez años importándome poco de la vida, con casi ninguna pregunta que hacer y dispuesta a que ese espacio se convirtiera en mi amigo. Todo había cambiado demasiado, mis amigos de la casa antigua ya no estaban y por mi edad no me era permitido salir a hacer vida social a la calle. En carnavales pasaba mis vacaciones lanzándole globos de agua desde el balcón a los que, años después iban, a ser como mis hermanos. Me divertía diseñando ropa en el escritorio del primer piso y siempre le pedí a mi papá que me comprara una caja Faber Castell de 48 colores, pero luego desistí de la idea de ser diseñadora de modas para pasar a escribir hasta que mis dedos se pusieron morados.

Esas mil paredes fueron testigo de todo: De llantos incontenibles, de escenas de película de comedia romántica que eran dignas de un Oscar, de mentiras, de ricos postres, de eventos sobrenaturales. Vi duendes, fantasmas, e incluso recuerdo a mi mamá poniendo agua bendita en la escalera para protegernos de los espíritus chocarreros. Cuando tenía trece años era habitual escuchar los gemidos de la vecina al lado de mi cuarto y a esa edad, también, comencé a odiar el hecho de que se escuchara y viera todo lo que pasaba en mi edificio. Mi vista no era la mejor: podía ver el taller mecánico desde mi ventana y escuchar el motor de los carros y a los hombres trabajando las veinti cuatro horas. Vi las mejores lunas llenas y descubrí lo que era el amor y también el odio. Gané partidas de monopolio de fin de semana y recibí los mejores regalos. Esas paredes fueron testigo de mis primeras desveladas universitarias, las veces que dormí en el mueble con uniforme de colegio después de terminar de hacer tareas, las fiestas y las pijamadas con mis mejores amigas. 

Mi fiesta de dieciocho años fue todo un suceso. Me atrevería a decir que el saldo que dejó fue: 3 personas engañadas, 4 embarazos no reconocidos y múltiples vómitos aéreos. En realidad siempre he odiado hacer fiestas, levantarme temprano para limpiar el desastre y arreglar todo para complacer a los presentes. No fue un cumpleaños muy mío, en realidad fue de todos. Pero basta con decir que por ahí, salieron algunas sonrisas de verdad de mi boca. El lugar estaba lleno, tres pisos que juntaban a todos mis amigos, diferentes como ellos solos, para eso había un piso para cada uno.

El año pasado mi corazón se rompió cuando tomamos la decisión de abandonarla. Dejarla pelada como un plátano a punto de ser devorado, limpia y sola, triste. Nuestra siguiente parada sería Estados Unidos y los periódicos en el suelo de la escalera por donde mi perrita había aprendido a caminar y por la que subía mi mochila del colegio todos los días desde el 2005 me provocaban un llanto que iba a llenarla toda de agua. No podía creer que estábamos dejando todo atrás, que cada recuerdo no iba a ser más que un mudo aire evaporado en el memoria de todos los que lo vivimos, que cada alegría no iba a ser más que una ilusión, hoy prefabricada que se perdía atrás de alguna puerta. Iban a llegar otras personas a invadir mi terreno y a superponer sus felicidades y dramas existenciales y no iba a ser más yo, con mi manta de zebra, la que llorara sobre esa cama o la que leyera algún libro mirando a aquel contaminado pero amado cielo Chorrillano. Iban a ocupar mi posición, por unos dólares al mes...como si eso valiera toda la riqueza que esa casa guarda y que aún hoy estoy segura, conserva entre sus muros. 

Creo que todo ha empezado esta mañana. Y no, lamentablemente no ha parado. La extraño, como si quisiera echarme en su espalda y contarle que quisiera recordarla como el primer día. Que quisiera pisar su suelo y mancharlo, no importaba. Volver a saludar a mi vigilante con complejo de mayordomo cada mañana. Que quisiera volver a poner mi piscina portátil en verano, que quisiera volver a ser una niña y llegar a conocerla. Que quería querer, pero no podía. 









lunes, 24 de septiembre de 2012

Lobotomía inversa

Abandoné el blog cuál madre primeriza e irresponsable, huyendo de sus obligaciones de vida. Para ser totalmente sincera, no sabía que decir o...tal vez, tenía miedo, el miedo de se siente al abrirte el pecho y mostrar tus sentimientos. Aunque, algunos se preguntarán, ¿Tu no amas hacer eso? Pues me volví una persona muy retraída y aprendí a ocultar mis sentimientos e incluso, me perdí en ellos y comencé a tener serios problemas para identificar que era lo que realmente quería.

Como fruto de una limpieza de mayúsculas proporciones en mi casa, mi mamá me hizo elegir que libros dejar y que libros despachar y confinar al olvido. Algunos, por desgracia serían olvidados en mi memoria, cuál canciones poco importantes que pasaron por mi vida alguna vez. Inesperadamente, en mi distracción, se asomó un libro pequeño de tapa negra que llevaba por nombre: "Locos, malos y virtuosos". Como oda personal a mi distracción no le hice el mínimo caso y seguí eligiendo libros. Me permití dejar uno de Truman Capote y algunos de García Márquez, así como Sábato, que estaba intacto. Mi mamá levantó su mano en un intento de extraer de mi vista todo vestigio de los libros que no habían tenido la suerte de ser elegidos; cual muñecos en Toy Story 4. 

De pronto, después de una pelea contra mi pequeño déficit de atención se abrió ante mi aquel pasado colegial tan memorable...disfrazado del rostro de aquel libro, al que había dejado pasar. Rápidamente atiné a cogerlo y observarlo; un enorme flashback de momentos de cuarto de secundaria aparecieron ante mí con la rapidez de un tren bala japonés: algo había cambiado o más bien, regresado.

Aún recuerdo la primera vez en la que me dejaron hacer un cuento libre. Desde ese día hasta hoy, no dejé de escribir el cuento. Escribí sin parar en servilletas, diarios, para personas, en blogs, con lágrimas, con sonrisas, con miradas, con mi voz...escribí en el extranjero, en el interior, escribí en mi corazón y con mis pupilas dilatas, con un grito y también cuando me rendí. 

Todas esas inspiraciones tienen un empuje y la persona que me empujó a dar el gran salto fue M. A. Aún recuerdo el día en el que me presenté a aquella casa en Miraflores, en fachas extremas y un poco despreocupada (como quién no quiere la cosa). Llegué a hablar con él en busca de trabajo y olvidé estúpidamente que aquel periodista había sido alguna vez mi inspiración colegial, la luz que logró que pudiera darme cuenta que quería ser lo que intento ser hoy. Olvidé su rostro, su escribir, lo olvidé todo y más idiota-mente terminé rechazando una oportunidad de experiencias en su revista por otra oportunidad que ya había aceptado.

No sé si arrepentimiento sea el nombre que debo darle a este sentimiento, pero hoy, hoy se que la vida te muestra siempre caminos a los debes dirigirte y aunque las señales del pasado te muestren las piedras cuál sendero de "El Mago de Oz", eliges otras cosas equis y terminas virando hacia la incertidumbre. Hoy es que comienzo a mirar realmente hacia la puerta que quiero que se abra, hoy es que comienzo a darme cuenta de mi capacidad.

Hoy crezco y se que quizás no de tamaño, de actitud y etecé, hoy crecí...realmente.

Regresaré pronto amigos
Caro con un poco de aquí y un poco de Hache.



domingo, 15 de julio de 2012

Con el twist de mi colegio



Desde que tengo memoria hay noches en las que me pongo en blanco y negro. De la nada siento el twist, el jazz, el blues, el soul y el rock and roll de antaño y mis pies y mi cuerpo se mueven al son de algo que no es reggaeton. A veces, creo que la mayor parte del tiempo creo que en mi otra vida fui corista de Ray Charles o alguna loca gritona en alguna presentación de los beatles como en las películas que veía cuando tenía doce años.

Crecía escuchando a los beatles decirme: Oh darling! please believe me o gritarme que baile el twist. Crecí con los discos de Frank que ponía mi abuela mientras coreaba New York, New York a viva voz. Crecí con Ella, Billie, Etta, con todas ellas en un rincón del corazón y un buen día decidí que no podía pasarme la vida sin tener ese rincón abierto y salió a manifestarse. Hay algo en esa música que no me deja en paz, quizás es el deseo de que todo sea diferente, de que vuelvan las épocas en las que se creía estúpidamente que los movimientos sensuales de Elvis eran provocadores e impúdicos y que el rock era profano y el que lo escuchara era el anticristo (como en una película de Kiss que vi en enero).

Decidí poner Come on Lets go de fondo musical para este post inspirador porque eran de las primeras que mi mamá ponía en el carro. Me recuerda a muchos paseos sin final hasta el fin del mundo, me recuerdo a la vida sin problemas que alguna vez me jacté de tener. Quiero que alguna vez alguien me saque a bailar el twist al estilo Grease y me de vueltas de campana con el sonido del viento entre mis orejas. Sin escuchar: "Si no le contesto se desespera" o derivados. Quiero ser una anciana que recuerde sus años mozos bajo el fondo musical de My Girl. Quiero volver a creer que la vida tiene dos colores aunque nunca lo viví así. 

Amo la hora del Lonchesito, Radio Mágica y cuanta radio equis se atreviese por mi camino. Es obvio que amo mil géneros musicales más, podría bailar hasta cumbia o saya o cualquier cosa que sienta que es música que entre por mis oídos. A todos los que no se han tomado el tiempo de escuchar: sientense y dejense llevar. Sin ánimos de sonar cursi esta música puede ser tranquilamente el soundtrack de mi vida, aunque suene emo y demasiado feeling al borde del lanzarme de un precipicio hay algo feliz en ella. Siento que recordaré más momentos de mi vida hayan sido muy felices o totalmente fatales si de fondo tengo alguna de esta canciones. 

Este es mi top top:

1. Glenn Miller- In the mood
2. Frank Sinatra- You make me feel so young
3. Lenny Welch- Since i feel for you
4. Louis Amstroung ft Ella- Cant We be friends
5. Frank Sinatra- The way you look tonight
6. Etta James- I just want to make love to you
7. Nat King Cole- There will never be another you
8. The isley brothers- Shout!
9. Electric Light Orchestra- Rock and roll is king
10. Billie Holiday- Ill be seing you

Y la yapa en español al rey José José (ha pedido del público): Me vas a echar de menos
(Hay cinco mil, pero bueno, eso es todo amigos)

lunes, 9 de julio de 2012

¿Y qué?



Cuando tenía doce años y estaba en la casa de mi prima aburrida decidí ponerme a leer un libro. Caminé hasta el estante y lo único que encontré fue "No se lo digas a nadie". Por esa época había puesto a prueba mi buen instinto de elección de libros y lo que hacia para saber si me iba a interesar por el contenido era abrirlo en cualquier página y elegir alguna frase o párrafo memorable. Para mi desgraciada pre-adolescente abrí el libro en una página llena de contenido homosexual (con lo bellamente explícito que es Bayly). Yo no era homofóbica ni nada pero la forma en la que se contaba toda la experiencia me chocó. Lo mismo me pasó por secreto en la montaña por lo duros que eran entre ellos a pesar del amor que se tenían.

Pasaron los años y finalmente, por destino, entré sin saberlo a ver una película gay al cine pacífico: Contracorriente. Me pareció increíble de lo que podía ser capaz un amor. Las escenas eran de los más dulces y bien cuidadas y no dejan a las personas con tendencias homosexuales como unos maniáticos depravados con más posibilidades de contraer sida. Y pensé: "Eso es amor señores". Desde antes de eso mi mente se había abierto (muchos años antes) a aceptar a toda persona que optara por hacer lo que se le diera la gana con su vida y, yo sabía que esto no era presisamente una elección como que te levantas y dices: oh, hoy quiero querer a alguien de mi mismo sexo. 

Establecí una especie de alegoría con este tema: Yo soy zurda y a los zurdos en el pasado los trataban de raros y "fallados", se les amarraba la mano y se les obligaba contra su voluntad a escribir con la derecha...pero, ¿hacían algo de malo? ¿Yo tendría potencial para matar a alguien? Bueno...si, pero ese es otro tema. (Ok, ya los asusté). El punto es que al igual que alguna época en la que la gente tenía la mente de la cavernas, ahora se está viviendo una época lamentable en la que se filtran comentario equis y estúpidos con respecto a personas que no les perjudican la vida de ninguna manera.


Pasan los años y es lamentable ver cosas como esta:

Eminem lanzó en 2000 su álbum Marshall Mathers LP con varios temas con letras consideradas homofóbicas. El material fue premiado en los Grammy 2001 como El Mejor Disco del Año, provocando un boicot de la Alianza Gay y Lésbica.

O esta:

Mel Gibson dijo sobre la homosexualidad en una entrevista: “Que les den por el culo”. El actor se levantó del asiento –entre risas- y se señaló el trasero. La estrella de El Patriota tuvo que pedir disculpas más tarde por aquel comentario.

O la más reciente:

En Twitter se ha creado el hashtag: #MissHomofobia luego de que la reina de belleza y ex modelo de “Bienvenida la tarde” señalara lo siguiente a un medio local: “Siento que aquello (tener un hijo homosexual) no me pasaría porque esas cosas se dan cuando falta el padre, cuando se sufre una violación, cuando esa persona vive solo con la madre y las hermanas, y allí empieza el amaneramiento”. 

Me motivó escribir un post así el hecho de que ayer mientras iba a hacerme un tatuaje a Miraflores pasé con mi mamá y mi hermana por atrás Media Naranja. Para esto, mi mamá y mi hermana iban de la mano (mi hermana tiene doce pero parece mayor). Un inadaptado social nos tiró agua con una pistola para niño de tres años y les dijo:  "Que rico lesbianas, me encanta con lengua". Yo les digo ¿Que clase de actitud cobarde es esta? ¿Que afán de fastidiar a gente que lo les está haciendo nada?

Fuera del hecho de que la "Miss" Cindy haya dicho que se tergiversaron sus comentarios y toda la cosa, no podemos negar que, poniendo el caso de que sea cierto, sería el comentario más #comprenmeuncerebro del año. No quiero hablar de Cindy como persona, no por sus cualidades físicas o sobre su personalidad o sobre su inteligente. Vamos a separar a ella y tomar solo el comentario ¿les parece algo inteligente? Es obvio que yo amaría tener un hijo heterosexual que se case con el amor de su vida: una bonita mujer, inteligente e idealista, responsable y buena que lo haga feliz, pero si al final no es así y llega a mi casa con un hombre no habría problema, sería igual de feliz viéndolo feliz, no es algo que se pueda evitar ciertamente.

Puse a mi querido Freddy porque el representa a todos aquellos que se quedaron sin voz para hacer valer sus derechos. Creo que si una persona no tolera a los homosexuales por lo menos debería aceptarlos o como soy como Justin Bieber "Ni me va, ni me viene". No hay cosa que me moleste más del Perú que sus prejuicios.  Por el lado del racismo, que según yo se clasifica en dos (solo acá, eso creo): 1. Inverso: Cuando las personas que se sienten raseadas discriminan o tienen un alto prejuicio por personas de clase alta porque piensan que todos son "malos","egocéntricos", etc y el común (por común no quiero decir bueno) que todos conocemos, que es cuando se discrimina la gente por color de piel y condición. Por lado de "ay que me dirán los demás si...", ¿se han dado cuenta que uno no se puede pintar el pelo de verde porque te miran con cara de que estás loca? o, si quieres salir a la calle vestida de muñeca todos se van a poner a mirarte. Creo que un factor determinanente en el desarrollo de un país de quitarse los prejuicios que cargan porque a la larga la balanza no va a poder pasar tantos problemas. Seamos como somos, aceptemonos. No quiero solo dar un mensaje de aliento y esperanza cursi como en cualquier comercial que al final es pura posería con fines de lucro, en realidad, si me gustaría que esto cambiara. 

"Agarranse de las manos" como dice esa canción tan chistosa del Puma y bailemos un rato, olvidémonos de todas las vainas y seamos felices. Volvámonos locos y no volteemos a ver que hace el otro porque como dice un mito antiguo: puede que nos volvamos piedra y...¿no queremos eso no?

sábado, 7 de julio de 2012

Las dos torres




Estaba esperando la treinta y cinco en la av. Ayacucho con una amiga que estaba apunto de lanzarme un yunque en la cabeza por el tiempo que íbamos esperando y el micro no aparecía. Para aceptarlo, odio mucho que la gente no me crea cuando les digo las cosas y, ella, nunca me cree cuando le digo algo, por lo que no creía que el micro pasaba por ahí. Yo insistía como desquiciada porque había tomado el carro muchísimas veces antes en ese mismo paradero, pero ella, terca como un carro viejo que no se quiere mover de su lugar, decidió preguntarle al datero si mi información era verídica.

El señor que hacía de datero era un hombre muy amable, de aspecto desarreglado, pero al fin y al cabo muy amable. Tenía un solo diente. Por el solo diente me imaginaba que estaba rondando los ochenta y tantos años. Debía ser algo parecido. Llevaba ropa como de mecánico, completamente azul y un gorrito publicitario. Sonreía y el diente se mostraba sonriente también, feliz, satisfecho con la vida que había llevado.

-Si, señoritas, la treinta y cinco esa, esa es la que pasa por acá pues- Dijo.

Me sentí feliz porque el señor había confirmado la información que yo tanto había insistido en dar con cien años de anticipación. Mi amiga y yo anduvimos como pequeñas hermitañas casi veinte minutos y el maldito bus no daba señales de vida. El excesivo almuerzo comenzaba a causar estragos y nos dolía mucho la barriga, el calor/frío del clima comenzaba a matarnos y el panorama de llenura al ver los otros micros, resultaba ciertamente muy poco alentador (siempre paran más llenos que una lata de sardinas).

De pronto, el señor unidiente nos sonrió y se acercó lentamente con cara de muchos amigos. Nos preguntó porque no nos llevaban nuestros novios y nosotras pusimos cara de "gracias por recordarme que no tengo, señor". Nos dió unos consejos amorosos interesantes sobre la necesidad de que el novio te lleve en su carro. Me imaginé a un super modelo guapo con BMW y me reí mucho entre mis fantasías. Fue entonces cuando el anciano nos contó algo hermoso.

¿Como conocí a mi señora? Yo le dije: Te voy a enamorar  como sea. No tenía un carro del año, ni siquiera un carro viejo, solo tenía mis patines. Cuando le dije que tenía los patines me dijo: "No me importa si no tienes carro, con tal de que tengas algo con que llevarme". Y bueno, así la conquisté con mis patines y mi poesía. Yo le juré que la iba a enamorar y acá me ven, tengo tres hijos. El primero está en España es ingeniero químico y la otra vive en Estados Unidos y tiene tres hijos lindos, mis nietos pues, pero ellos son gringos, no hablan castellano.

Era la primera vez que me tomaba el tiempo de conocer a fondo la vida de un señor en la calle. Muchas veces no nos preguntamos que es lo que tiene la gente para decir o cuantas historias habrán vivido que nos puedan servir en la posteridad. El hecho de ver como sus ojos se iluminaban me bastó para darme cuenta que no me arrepentiré de la carrera que estoy siguiendo. Que emoción sentí al entrar en el mundo de otra persona, ir más allá, establecer contacto. Me sentí más humana.

El anciano se puso triste y bajó la mirada, fue entonces cuando presentí que lo malo estaba por llegar. 

Yo estuve en Estados Unidos. Trabajaba al frente de las dos torres esas que habían. Pensé que me iba a morir señorita. Yo trabajaba contando armas, es que yo había sido militar pues y sabía de esas cosas. Ese día yo estaba ahí con mi hija y todo y explotó, primero una, luego otra...caían como mantequilla, como mantequilla señorita. Ví a una chiquilla como de la edad de ustedes morirse en mi cara y yo le decía a su mamá que lloraba hasta morirse: "Señora no llore tanto, si dios se le llevó fue por algo, no llore señora". Pero seguía, seguía la señora, nunca me olvido.

Los ojos se me hacían agua imaginariamente, no podía controlar que eso estuviera pasando. Entre lo gráfica que había sido su explicación y las tabletas de mantequilla que caían sobre mis ojos, todo cambió. Veía el mundo de otra manera. 

Un señor anciano y las torres gemelas. Quién sabe si fue verdad o mentira, me alegró la tarde de solo escuchar una historia que se tomó el tiempo de haberme contado. Estas son las pequeñas cosas que enriquecen a la vida.

miércoles, 4 de julio de 2012

El Perú tiene Parkinson


Hola, soy caro y voy a atreverme a escribir el post más "levanta polémica" de mi no-carrera periodística, si alguien quiere cortarme las ojeras o prenderme fuego puede hacerlo, sea bienvenido.

Todo lo que ocurre me remite a mi propia imagen sentada en una carpeta de la universidad, muy alejada de todo este embrollo, escuchando una clase de ecogeografía cualquiera. Quizás pensé que era cualquiera hasta que mi profesor se atrevió a hacernos una confesión: Había un plan detrás de la cortina. Él trabajaba para el gobierno hace algunos años y fue testigo de algo que me quitó la sonrisa de la boca. Una empresa X iba a las casas de los pobladores y les repartía una semilla, hacía que las rieguen como en el colegio y finalmente, cuando ya había crecido, los de la empresa X iban casa por casa lanzando químicos en aquellas plantas y explicando que eso era lo que pasaría con su tierra si era que permitían que el proyecto X (que ya sabemos el nombre) actúe como está actuando.

Pues bien, lo lograron, lograron lo que querían. No sé si fue con motivo político, monetario o que se yo, pero bien sabemos por experiencia propia que en este momento no se puede confiar en nadie. Hubo ya otro altercado en el que, según un buen amigo cajamarquino, se encontró un bolita de mercurio en un caño, ¿en enserio? Es obvio que eso tiene que haber sido estratégicamente colocado si nos ponemos a pensar que el mercurio es tan pesado que no flota en el aire presisamente. Si, pues si señores, que fácil es hablar cuando no se conoce a fondo un asunto tan complejo. Que fácil es para unos wanna be hippies pacifistas gritar CON NO VA  frente a calle trece para seguir una moda.

Aún hoy, me recuerdo a mi misma sentada en el pasto del Festival Siete Mares entre tanta turba de personas que gritaban a voz en cuello CONGA NO VA, porque malograba el medio ambiente y tal, pero no tenían reparos en dejar hecha una porquería todo el parque de la exposición, que quedó lleno de sus desechos (entre botellas, cáscaras, etc). De lo limpio que estaba todo terminó siendo un basural inmundo. Por eso digo, que fácil es tirar la piedra y esconder la mano.

Y no, no vayamos a hacernos los tarugos y fingir que las empresas mineras son unos ángeles bajados del cielo, porque es obvio que aquí nadie es santo y el que lo es: que tire la primera piedra. Pero según el informe de cien años que se obligó a hacer para aprobar o no conga, se concluyó en que este proyecto no produce daños en el medio ambiente como se pensaba. Entonces, ¿por qué joden tanto? ¿Se están dando cuenta que siguen con la misma cantaleta y mientras pierden el tiempo con manifestaciones Cajamarca es la más perjudicada? El tiempo que se tomará en devolverle la normalidad de este departamento del Perú no es precisamente un día, ni dos y para devolverle el turismo (si hay suerte) si estiman poco más de dos meses.

Otro punto más de la indignación es el video que vi hoy sobre el arresto arbitrario del EX sacerdote y subrayo EX porque hay algunos que creen que sigue siendo sacerdote y lo defienden a capa y espada. Vamos a repasar algunos puntos claves para que la gente se de cuenta que su detención no nació de la nada y no fue porque a los policías les dio ganas, fueron y dijeron: "Ala, broer, estoy aburrido, vamos a arrestrar a Arana porque no tengo nada mejor que hacer". 

¿Estado de emergencia?

1. Yo nunca tuve nada en contra de Ollanta Humala, siempre fui totalmente indiferente respecto a su postura, aunque me generó ciertas dudas (como a la mayoría) cuando se cambió el polo rojo y se puso el blanco. Cuando ganó ciertamente tuve un aire de esperanza, un ventarrón efímero porque pensé que alguien haría las cosas bien. Pero como todos en el Perú, me decepcioné y ahora, quién sabe que está haciendo ese señor. Se ha ganado el nombre del presidente viajero para mí y no es precisamente Juan Pablo segundo para ser adorado por dar la vuelta al mundo en 30 días. Me lo imagino sentado tocando ukelele y Hawai o tomando saque en Japón o haciendo cualquier cosa menos dar la cara y decir unas cuantas palabras (por lo menos). Sea quién fuera y me caiga como me caiga este señor declaró estado de emergencia.

Para todos: 

El Poder Ejecutivo oficializó la declaratoria del estado de emergencia por 30 días en tres provincias del departamento de Cajamarca: Cajamarca, Hualgayoc y Celendín. Ello, luego de que en esta última provincia se regristraran ayer enfrentamientos que dejaron un saldo de tres civiles muertos y unos 21 heridos, entre pobladores y agentes del orden. 

Y ojo, en esta parte es donde se repasa el momento en el que detuvieron al señor Marco Arana. Él estaba sentado en una banca de la plaza con letreros de conga no va, provocación suficiente para ser arrestado aquel momento. ¿Cuál es el papel de la policía? Es claro que tratar en la medida de lo posible de que exista el orden en los momentos de caos. ¿Qué se puede hacer? A ver, quiero que se paren allí e intenten meter florecitas al mismo estilo de los hippies en la época de los beatles en las bocas de todos aquellos que están haciendo un escándalo a ver si no les hacen nada. Que fácil es intentar salvar el mundo desde un Ipad y que difícil es sentir en carne propia la realidad, que fácil es hablar porque se tiene boca y escribir porque se tiene dedos.

...Volvamos a Marco. Este señor fue detenido cuando claramente se dijo con anterioridad lo siguiente:

Según el Decreto Supremo Nª 070-2012-PCM, las garantías constitucionales que han quedado supendidas son las relativas a la libertad y seguridad personales: La inviolabilidad de domicilio (efectos pueden ingresar a los hogares), así como la libertad de reunión y tránsito. 

Después de lo expuesto arriba, señor Marca Arana ¿Que hacía sentado en la banca de esa plaza? ¿Fue acaso una provocación? ¿Quiso pasar de ser el lobo feroz a ser la caperucita? Pues lo consiguió y la regaló el vendaje no-literal a todos los que no quieren ver la realidad de las cosas. Usted no es ningún angelito del señor y lo único que creo que se debe hacer en estos casos es ser imparcial y solucionar el tema a conveniencia de todos. ¿Hasta cuando las injusticias? ¿Cuando se quitará la venda el Perú e impondrá mano dura? ¿Que no entienden que no estamos en condiciones de decir: Pobresito, derechos y que cuanta cosa? Es claro que a todos les tiembla la manos y mientras el parkinson generalizado siga, el Perú va a seguir en el Hoyo. 

Mi mamá me contaba como anécdota de vida que en el estado de emergencia de los 80s, por el terrorismo, se prohibía a las personas salir de sus casas a cierta hora de la noche bajo amenaza de disparo. Todos hacían caso porque sabían de lo importante y riesgoso del asunto y acataban la norma al pie de la letra. Entonces señor Arana y compañía ¿Qué es lo que pasa?

Y no se confundan, tengo 19 años, no apoyo a ninguna empresa en particular, no tengo un partido político determinado si me preguntan porque no hay ninguno que se merezca mi aprecio. Amo a la naturaleza, los animales, las plantas y me parte el alma cuando veo muertes injustas...pero, no nos hagamos de la vista gorda, este problema va más allá de culpables o inocentes y es hora de hacer lo justo. 

Esta soy soy una vez más y lo siento si hay alguien susceptible. Les dejo el video que un amigo me mandó en el que un revoltoso manifestante destroza la camioneta de los papás de un amigo suyo y frente a cámaras pone cara de yo no fui. ¿Cuántas otras caras de yo no fui vamos a tener que pasar por alto hasta que mueran más personas? ¿Hasta qué punto vamos a llegar?


martes, 3 de julio de 2012

El stop de la adrenalina



Al suin romanticón de esta gran banda colombiana me dispongo a escupir algunas letras guardadas desde hace algunos días. Tenía tanto que decir y callé tanto. Estuve escribiendo mucho pero como quien dice "tras bambalinas". Quizás, las cosas si son como algunos dicen: que a veces es mejor no mostrar algunas cosas hasta que estén listas. En este momento de mi vida siento que las cosas están avanzando tal cuál deben ser, a pesar de que en ciertos momentos (generalmente cuando me estoy bañando y los chorros de agua caen rápidamente sobre mi rostro) caigo en la cuenta de que para tener lo que se quiere, a veces hay que dejar abandonados algunos objetos inservibles en el camino.

 Me aferré, me aferré mucho a una ilusión pasada que me pisó como a un chicle en la esquina de algún paradero lejano y olvidado, pero hoy, habiendo despejado las dudas y dejado todo aquello atrás (parcialmente), debo decir que las cosas no avanzan nada mal, excepto por una que otro bache al que le encanta meterme cachetadas de vez en cuando. Ahora todas las canciones románticas me saben a nada y son tan "colorín colorado, este cuento se ha acabado" que a veces no sé si reír o llorar por la incertidumbre de no saber que es lo que viene luego. Yo estoy segura que mucha gente pensará que tengo problemas por escoger como momento de "pisar suelo" el momento de la ducha, pero es que, cuando las gotas caen en mi cara, me imagino en un videoclip y, como en el momento en el que llega el fin de mi vida: el slideshow de todos los momentos felices recorre mi cerebro con la rapidez con la que se puede decir basta.