jueves, 13 de enero de 2011

Más buena suerte que un trebol de cuatro hojas

Algunas cosas comienzan bien, miras al cielo y te dices que nunca terminarán. No se que pasa (no lo puedo decir hasta ahora yo) que un día se decide que ya no se puede más. Así pasó pero no lo lamento ahora. Lloras ríos, lagos, agua dulce, agua salada. Todas las aguas contenidas en una. Pero como la canción "Así fue" de Rocío Durcal, en esta historia llegó el angel. Como en los sueños más locos. En mi cumpleaños, el que ya no pertenece a mi vida intentó entrar una vez más. Pero como dice el clásico dicho peruano que siempre usamos con nuestros amigos que dejan su silla sola y llegas y la tomas, "el que se fue a barranco perdió su banco". Da risa como algunos hombres piensan que los vamos a estar esperando toda la vida. Pero no, no pude esperar tanto a pesar de que prometí que si lo haría. Me di cuenta el año que pasó que algunas promesas nunca se cumplen. Pero el haber llorado medio mar atlántico me ayudo a saber porque tengo tanta suerte ahora. No es lógico que una persona tenga la vida TAN perfecta, exagerando el tan. No es lógico ni es normal, pero así es por lo menos este enero. Que extraño el tan atrás del perfecto luego de haber pensando que me iba a rendir, que ya estaba cerca del final. Que mi vida era casi la película dos mil doce. Quiero agradecer al ente, que seguro es dios, que me está dando todas las alegrías. Por ahora me despido, porque no tengo nada más que decir (recién comienza mi verdadera vida) y estoy tratando, poco a poco de valorar los detalles que se me dan cada día. Prometo dormir menos y aprovechar más el día. Prometo ir más al gimnasio y llenar mi mp4 de buenas canciones para ponerme más sabrosa la vida. Prometo escribir más seguido y dormir más horas en la noche. Todo sea por el prometido y tan esperado, futuro mejor.