jueves, 16 de diciembre de 2010

Viernes

Ante la mirada atónita de los presentes, Viernes con los ojos llenos de lágrimas solo quiere lanzar sus penas al vacío. Ella, claramente, no entenderá razones y simplemente se entregará al viento. ¿Cuantas razones tiene todo el mundo para querer acabar con su vida solo en un segundo? Cuanta cobardía vive en todas esas máscaras, en todos esos seres, los que deambulan por las calles sin pensar en los problemas agenos. Si es tal vez que otros tienen problemas y a nadie leimporta. Eso es lo que verdaderamente duele. Viernes nunca tuvo a alguien al lado. La soledad y la miseria eran su más cercano abrigo y tuvo que acostumbrarse a eso. Ella no quería que la historia que contara su vida sonara a alguna canción del momento o a un poema de vallejo, ella solo quería que su vida no fuera contada nunca. Ella no quería haber existido, quería ser nada. Sus lágrimas no caían, una adivina le dijo un día que el remedio a sus males era mostrar la sonrisa cuando las cosas no tuvieran arreglo. Ella nunca mostraba la sonrisa. El peso de los malos tiempos no lo permitía, pero nunca tuvo una cara triste de todas formas. Ella quería morir un viernes para que todos los demás estuvieran ocupados en aprovechar su tiempo libre, porque así la había bautizado la vida, Viernes, día de descanso. Viernes, lo único que le gustaba de ella era el nombre. El nombre distinto, el nombre señorial, magestuoso, lo único con suerte que le había dado la vida. La tristeza de saberse sin apellido y sin padres no se la devolvería el acantilado. Viernes, tan inocente, tan extraña y confundida adolescente, por la que escribo cuando se acerca ese día, el día en que podemos estar cerca de rendirnos. No te vayas, no nos dejes...a nosotros que estuvimos mirándote siempre. El final nunca está cerca, nosotros decidimos llegar a él. Uno y cinco es demasiado poco, ni yo eh vivido demasiado. Las rosas que tocan tu rostro tienen más derecho a morir que tú. Hoy botaré las rosas marchitas de mi ropero y pondré una azules, unas nuevas...una que te digan que importante es la vida. Solo te recuerdo y sé que no querías acabar así. Viernes, cada día como ese tu recuerdo imponente viene a visitar mis dedos y me obligoa a escribir algo cuando descanso. Tú eras vida y le robaste la muerte a los culpables, los que no tienen ganas de servir, tú eras más que ráfaga de viento en primavera. Te fuiste, pero sigues.

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