jueves, 16 de diciembre de 2010

Mi azúcar suplementaria

Todos. Estamos tú, yo y los demás. Todos nosotros tuvimos un antes y un después. Después de un accidente. Después de la muerte de alguien. Después de la primera vez que hacemos algo. Hoy estuve pensando en eso. En mi curioso antes y después dos mil diez. ¿Me imaginas a mí comenzando el año? imagina a una chica de diecisiete años con grandes espectativas. Ahora lanza todas esas espectativas por la ventana. Ese es el comienzo. Allí me tienes a mí. Sentada en la escalera de un pabellón, cachimba, tonta universitaria. 22 de marzo. Nunca me gustó ser nueva en ningún lugar sin conocer a alguien, me siento antisocial y tonta. Ese era mi antes, el antes lleno de equivocaciones, lleno de crecimiento. Mi antes, antes de conocerte para ser sincera. Antes, como dice la canción de mi cantante preferido. Dicen que para llegar a la olla de oro al final del arcoiris como en las historias que te cuentan cuando eres niño y crees, hay que caminar mucho. Creeme que sí, caminé hasta que mis piernas no pudieron más. Caminé con mi inseguridad y con mi deseo de acabar con esto. Veía en mi cerebro cada noche una pirámide, una pirámide de metas, un lugar al que debía llegar. Todos los días pasaron, lunes, martes, lunas, soles...el mundo siguió su curso y los días fueron pasando sin perdonar a nadie, ni a mí (especialmente a mí). Como todo año, con 365 días, muchas horas que no soy buena para contar, muchas canciones bonitas, las noticias más raras, las muertes más sorprendentes y los amores esporádicos...no pensaba en encontrar nada más. No pensaba. Vivía amando a los chinos, odiando mi cabello, hablando de mí y de mi vida imperfecta, peleando con mi hermana, tomándome las cosas enserio, viviendo en mi desorden, creyendo a la tierra injusta y dudando de mi talento para escribir. Nunca le tuve miedo al amor, nunca le tuve miedo a enamorarme. Si lo había hecho antes y sabía (antes) que no era difícil, pero si mantenerlo, si tratar de hacer las cosas bien. No volví a hacerlo, nunca volví a sentir algo así (ahí viene mi cambio antes y después) No necesito explicar mucho, se que muchos se dieron cuenta del brillo anormal que reflejaban mis ojos. Se que todos notaron el giro de trescientos sesenta grados. Se que mi carácter (que no ayudó nunca) se transformó en lo que siempre quiso ser. Se que podía volar aunque no tuviera alas. Todo fue un día como cualquier otro. Mi amor por los chinos desapareció. Pude ser mejor en muchos sentidos. Logré tanto que no podía creer que era capaz. lloré de felicidad cuando alguien creyó que una vez más era de tristeza. Dos mil diez no se si darte las gracias a ti, pero el es mi azúcar suplementaria. Esa que no puedo comer por mis problemas alimenticios. Cerré mis ojos un día, me sentí en un cubo negro y sin sentido y cuando desperté había cambiado el color y estaba tu mano en la mía. No sabía que el amor se podía expresar de otras formas, formas que son no ponerse a decir cursilerías, formas que tratan de ser más simples y directas. No sabía que amor era esto hasta lo que lo sentí. No es un después que nunca fuí, si fuí asi alguna vez en mi vida (podría ponerse en mi biografía), pero ahora soy más esa antes que lo que fuí años atrás, se siente más lindo y más dulce, como los que no puedo comer.

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