miércoles, 23 de mayo de 2012

Being Hipster



El mundo gira. Giro yo, giras tú, gira tu vecina dueña del perro chiguagua que ladra 24/7, gira el panadero que toca la corneta a las seis de la mañana y el moderno cartero que, vestido informalmente, te entrega los recibos de luz con los que pondrás una cara de "quiero irme del planeta en este preciso momento", no pagarás nada, serás moroso y pondrán tu foto en blanco y negro en la entrada de luz del sur.  Así como todo gira, giran las modas: se vuelven cada vez más raras y otras regresan. Cambiamos de presidente y de ministros como de calzones. Giran las noticias, muere un nuevo famoso cada día y miles más mueren en el indeseable anonimato.

No vine aquí a contarles lo obvio, lo que todos leen en el periódico (generalmente, con la clásica ojeada del kiosko que tanto sirve si es que esperas al micro y no tienes nada mejor que hacer, además, tampoco quieres gastar cincuenta céntimos en periódico porque prefieres esperar al vendedor ambulante que sube y comprarle lapiceros invisibles para escribir mensajitos idiotas en tu cuaderno sin que nadie se de cuenta: así puedes sentirte como James Bond, el clásico dijesito de a sol de "I love you" para tu flaca o por otro lado, si eres caritativo, darle de tu sencillo al ratero ex-convicto que se subió con su certificado de "recién salido de Lurigancho").

Vengo acá a escribir esto porque, aparte de salirme del guión a la hora de pintar lo que quiero decir (Dícese "ir al grano"), tengo una necesidad innata de expresar mi opinión acerca de un temita que me está rondando la cabeza. ¿Por qué el nacimiento de las moditas exóticas? Yo sé que es un tanto difícil de explicar debido a que con esto quizás nos mareamos más, uno no entiende como es que de la nada alguien decidió regresar a ser hippie un día y todos creyeron que era algo "cool".

Desde las tiendas de moda psicodélica a la música, todo te llama a ser: ra-ro. Miles de millones de personas en el planeta tratan de correr para que nadie sea capaz de colocarlos en un grupo (encasillarlos), incluyéndome (aunque a decir verdad, a nadie debería de importarle lo que dicen de sí mismo si se conoce bien). Pero eso me lleva a la encrucijada de lo que somos en verdad: Si escuchas música indie y antigua te dicen "Hipster", si escuchas reggaeton y pachanga mix te dicen "Fresh", si escuchas solo reggaeton y vistes como pirañita (pones inscripciones como "El positivoh maz nah" o en el caso de mujer a lo gringasha style "La mamitah maz ricah") eres "Amixer", si te vistes de negro y tienes el pelo largo eres "metalero" y si es lo mismo pero te tapas la cara eres "emo", ¿Es enserio esto? ¿Qué es lo que somos en realidad? En realidad, somos lo que queremos ser y una palabra no está para demostrar nada. Nos queda ese instinto americanizado a lo High School Musical que tenemos de meter a todos en un saco exclusivo para poder describirlo mejor.

Recuerdo que hace unos meses asistí con una amiga de la universidad a un festival de música independiente  para ver a un grupo que nos gustaba mucho (tocó una cantante colombiana de la cuál un amigo del mismo país me había hablado, me puse muy feliz). Ese lugar estaba infestado. Infestado es poco. Es muy feo tener que encasillar a alguien por la forma en la que se viste (como dije líneas arriba) pero, al igual que algo falso que te compras en polvos azules, lo falso en las personas se ve y se huele y se notaba a cinco mil kilómetros, que muchas de esas personas no eran quienes aparentaban ser. Así que como niños de cinco años que juegan a ver cuantos autos de cada color pasan en la carretera, nosotras jugaban a encontrar al original y al bamba y lo logramos satisfactoriamente.

Por un lado las modas pueden resultar inofensivas, mientras no hagan daño a nadie, por otro, resultan completamente tóxicas cuando las personas comienzan a tomar comportamientos que no son naturales en ellos. Lo que entendí después de mi observación urbana era que Hippie eran los que aparaban (o realmente eran) personas poco consumistas que luchaba por la paz y olían a ganjah, por otro lado, los hipsters eran extremadamente consumistas, se jactaban de escuchar bandas underground y poco conocidas, vestían con polos de banda comprados en ferias de poco renombre. Sin embargo, allí estaban, hippies y hispsters gritando a favor de la misma consigna "Conga no va", boceaban a voz en cuello, sin saber quizás la realidad del asunto. Al igual que el conga no va, tenemos al, no menos famoso "los militares fueron de frente a matar a todos los habitantes de la sierra", no soy quién para mentir o desmentir a cabalidad una u otra versión, no soy Salomón Lerner o pedrito (quién quiera que sea). Pero me gustaría que en vez de sentarse cómodamente a luchar contra la contaminación del medio ambiente y a su vez, llenar indiscriminadamente de toneladas de basura el parque de la exposición, se sienten en una biblioteca o viajen a esos lugares, a ver si el punto de vista que tienen es realmente el correcto.

Debo admitir que aunque me jode el encasillamiento, es parte del proceso de selección natural. Aunque soy muy bipolar para expresar mis ideas, ya está: las dije. Y poco a poco, voy soltando la lengua. Ajá: creo que tengo un nuevo título para el blog. Si no les gusta que pena, y si les gusta, gracias de antemano (me refiero a las cosas que digo).

Soy caro (un comercial y regreso)


3 comentarios:

simplesoñador dijo...

Interesante Carito !!

simplesoñador dijo...

Interesante Carito !!

Johnattan H. dijo...

Excelente! Tengo casi los mismos pensamientos que tú respecto a este tema! Me quedé pensando mucho :) Saludos.