miércoles, 8 de septiembre de 2010

Tus pupilas lejanas, tu risa contagiante, los deseos de odiarte y no poder hacerlo.

Ahora la vida está un poquito más confusa que en los últimos meses solitarios del 2O1O, el disco duro de mi corazón en el ámbito amoroso está completamente lleno y no sabe que dirección tomar, temo que en cualquier momento pueda quemarse, el virus ronda impenetrable. No encuentro el ratón metafórico necesario para poder guiarme en la red, siempre fallo... es como una especie de juego de busca minas todo puede estar bien y en el momento menos pensado, hallaste la mina, que frustación. Sé que cuando me tocas, aunque puedo odiarte unos segundos, no me atrevo a protestar... sin embargo nunca llegas a donde yo quiero. Recuerdo la vez en que me dijiste que mi blog no te convencía, que esparecia solo romance, pues ahora te cuenta a ti como historia, que rara es la vida hasta contigo. Sin embargo, nunca llegas a ser totalmente lo que yo quiero, que ironía.
Aquel día llegue a tu puerta, después de tomar el ascensor... miraba mi rostro y me preguntaba si mis sentidos estaban completos. Llegué a tu puerta sin esperar nada y cuando me invitaste a pasar y me guiaste sin ver, por un momento te confundí con otra persona... poco a poco fui entendiendo que no hay nadie que se parezca ni una pizca a ti, no hay otro como tú. Eres el dueño de que algo que nadie tiene, no se si es suerte o condena, más bien maldición... pero solo se que no se que es, solo se siente y no tengo que preguntarlo. Quizás en este momento tus disculpas ya no valgan de nada, pero de todos modos gracias por siquiera intentarlo, gracias por las caras tristes. Las cosas no se arreglan con una disculpa, no estas cosas... pero advierto que de cierto modo me está empezando a gustar ese niño que llevas dentro. Al observar la habitación vacía, pude ver que tenías un dvd de toy story 3 sobre la mesa de tu televisor... pensé en que quizá si tenías un poco de ese niño y quise fallidamente sacarlo dentro. Ese niño te vió portándote mal y demostrandote a ti mismo que solo te importas tú. Caminé hasta tu puerta sabiendo que tus labios habían dibujado un mapa hacia los míos, como el que me habías hecho el día anterior para guiarme hacia tu casa...no podía evitar siquiera no corresponderte. Aquella noche fuiste mi huracán. ¿Como puedo no conocerte y describir tan fácilmente tus sentidos? , cogí todas mis cosas en el momento en que sentí que nada era como debía ser y caminé hacia la cocina con la pequeña esperanza en el bosillo, pensando que me seguirías, pero me quedé ahí sola esperando, intentado asustarte con el sonido de la puerta, pero no caminaste a preguntar. Sabías que muy en el fondo, era muy tarde para no decir que te habías introducido en mis sentidos, eras como esa droga de la que no soy capaz de escapar, de la que jamás estuve cerca y ahora sí. Me tanto mal que me hace bien y no puedo evitar esa parte de masoquismo contigo en mi vida, escucho voces que me dicen bienvenida una vez más al laberinto, pero no quiero irme de él porque me engañas con la mirada y con las palabras, tu misterio me embriaga suevamente. Recuerdo que decías que no te gustaba que te vieran sonreir y extrañamente a mí siempre me hace bien ver tu sonrisa, es que quizás guardas algo que es solo tuyo y por momentos pido tener esa llave para poder abrir lo que ocultas, pero se que a la larga sufriré. Ahora que puedo pisar el suelo, me doy cuenta que me porté mal, fuiste sin querer queriendo más que un tarde y aventura, más que la tristeza y los sonidos inevitables, esos que disfrutabas escuchar. Tu cara se borra por la luz tras la ventana y me dan ganas de escapar. No podías ser más tóxico en mi vida, pero no puedo dejar de pensarte. Eres la persona de la que siempre escuché y de la que en realidad no sé nada y a veces... no creo que las promesas con tu tatuaje como testigo sean ciertas, solo sentí creerte al leer un te quiero y pensé en que quizás lo merezco. Puede que no me tengas denuevo. Ahora que estoy aquí pienso en que no debo verte, porque se que no podré evitar entrar en tus pupilas lejanas, tu risa contagiante, los deseos de odiarte y no poder hacerlo.
Vuelven mis demonios y volvió a llamar, un día que jamás olvidaré...la brisa golpea a tu ventana y una parte de mí se niega a perderte, no voy a llorar. Sigo sintiendote y pido por dios que tu fantasma se vaya, ¡Ayudame!

1 comentario:

R.Alonso dijo...

Wow Caro que fuerte esta historia, el chico definitivamente es un imbécil, pero todos se merecen una segunda oportunidad sabes? .